Relato ganador del segundo premio del I Certamen de relatos cortos sobre discapacidad organizado por la Fundación TAU y patrocinado por la Fundación Atlantic Copper.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
“Que difícil fue entenderlo…”
Su nombre no importa, su edad tampoco; creo que solo es importante comprender
cómo se sentía aquel chiquillo, que vivía en un mundo de gente rara, gente que no lo
conocía o no querían entenderlo.
Adolfo, por así llamarlo, era un niño de mi clase que decían que tenía autismo. Una
mirada perdida, andaba de puntillas, como dando saltitos, obsesionado con los coches
y sus llaves… Hablaba torpemente y siempre hacía cosas sin sentido. Tenía rachas
que le daba por golpear y hacer ruidos, otras por hacemos daño tirándonos objetos…
otras por dormir mientras trabajábamos en clase; Yo pensaba en él, y veía un chico
diferente.
Chaval raro de apariencia humilde, con ropa antigua y a veces maloliente, con el que
conviví parte de mi infancia. A medida q crecíamos, él era uno más entre nosotros, y
siempre de una u otra forma, todos estábamos pendientes de él, de sus necesidades,
de sus dificultades y barreras, de sus salidas al patio o de sus repetitivas meriendas.
Todo cambio con un pensamiento… ¿Y SI ÉL NO ENTIENDE EL MUNDO COMO LO HACEMOS LOS DEMÁS? ¿Y si
Adolfo cuando golpea no entiende que nos está molestando? ¿Y si él no sabe que
significa molestar? ¿Y si cuando nos asfixia, siente que nos abraza o que juega con
nosotros? ¿Y si cuando nos lanza un objeto, simplemente es la forma que conoce de
llamar nuestra atención?
Cuando tratamos de ponernos en el punto de vista de otra persona, somos más
conscientes de su forma de sentir, de su proceder. Cuando dejamos de ver el mundo
con nuestras gafas y buscamos los porqués de lo que nos rodea, abrimos nuestra
perspectiva a otra visión mucho más madura, menos egocéntrica… Y así, es como
dejé de ver a Adolfo como un chico raro, y lo vi como una persona tan diferente a mí,
como yo lo soy de él… o puedo serlo de ti o de cualquier otra persona.
Para personas como Adolfo, la distancia la marcamos nosotros, somos tú y yo los que
ponemos barreras…
IES TUROBRIGA
Juan Pérez López